Tipos de comunicación en las relaciones humanas

He aquí los cuatro tipos de comunicación:

a. CONCILIADOR

Conocido también como "aplacador". La persona que utiliza esta forma de comunicación manifiesta expresiones como "¡Siempre hago todo mal!", "¡Realmente soy un tonto!", "¡Soy una verdadera inútil que no sirvo para nada!"; por tanto, para no sentirse agredido por los demás, trata de mantener una actitud permanentemente conciliadora con todos; por eso manifiesta sentimientos que se podrían expresar confirmaciones como: "¡Debo mantener contentos a todos para que me quieran!", porque "Realmente nadie me quiere".

b. ACUSADOR

Acaba con todos y con todo. Nada le satisface. Constantemente señala con un dedo acusador y utiliza frases como "Siempre haces aquello", "Siempre haces esto", "Nunca haces nada", "¿Por qué siempre?", "¿Por qué nunca?".

c. CALCULADOR

El calculador, llamado también superrazonable, es un individuo muy correcto, razonable que no muestra sentimiento alguno. Esta persona parece tranquila, fría, contenida, y es posible compararla con una computadora o un diccionario. Nunca se equivoca. Tiene una actitud distante. La voz es seca y monótona, y las palabras suelen ser abstractas.

d. DISTRACTOR

Llamado también irrelevante. El sentimiento interno es "A nadie le importo, aquí no hay sitio para mí". Cuando el distractor se comunica las palabras carecen de sentido o no tienen relación con el tema.

       

Comunicación coherente

Al igual que nuestro lenguaje hablado el cuerpo se expresa, utilizando un modo que tiene que ver con los gestos, posturas, miradas etc. Está diseñado para la comunicación. Ocupa un lugar muy importante en los resultados, es decir, si nos comunicamos con éxito o no.

Nuestro cuerpo hablará sin palabras, pero dirá cosas más creíbles que nuestra voz.

Nuestro cuerpo habla con más sinceridad que nuestras palabras. El no miente, no puede disimular el aburrimiento, el fastidio, el miedo, el entusiasmo, la alegría, etc.

Cuando deseamos saber lo que los demás sienten, observemos más su cuerpo. Si su lenguaje verbal es coherente con sus expresiones corporales, podremos creer que nos dicen la verdad.