Si bien ya se ha abordado cuál es la
mejor manera de tomar buenas decisiones, aquí se debe agregar un factor más: EL
ESFUERZO
ESFUERZO:
Cantidad de energía que se emplea en la
ejecución de una tarea, aún cuando haya dificultades.
Nada, absolutamente nada ocurre si
alguien se queda de brazos cruzados, esperando que las cosas cambien por sí
mismas. Esto significa que si se quiere lograr algo HAY QUE HACER QUE LAS COSAS
SUCEDAN.
El esfuerzo será la energía motivadora
que posee una persona y que le permite mantenerse "trabajando" para
alcanzar sus objetivos y sus metas. Sin esfuerzo no hay logros, no hay éxitos,
no hay satisfacciones, no hay crecimiento de ningún tipo. Con esfuerzo
cualquier dificultad se convertirá en reto y será más fácil alcanzar los sueños
que se desean.
Pero si por pereza o comodidad un joven
deja de esforzarse, hasta los deseos más fáciles se volverán imposibles de
alcanzar.
El aliado perfecto del esfuerzo es la
disciplina.
La disciplina no sólo ayuda a lograr los
objetivos y las metas, sino que además contribuye a la formación y al
fortalecimiento del carácter de una persona.
El carácter es la firmeza, la energía
que una persona tiene para encausar sus esfuerzos, para alcanzar sus objetivos
y metas, a pesar de los obstáculos que se puedan encontrar.
DISCIPLINA:
Es la capacidad de actuar ordenada y
tenazmente con el fin de obtener un bien.
Repitiendo: Una vez planteados los
objetivos y las metas, hay que esforzarse por alcanzarlos. La mejor manera de
hacerlo es esforzándose por lo que se quiere. Este esfuerzo debe hacerse de una
manera disciplinada, lo cual fortalecerá el carácter. Este carácter dará la
energía psicológica interna para poder luchar por los objetivos y las metas, a
pesar de las dificultades.
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